Siempre he sido una niña
inocente, ilusa, apasionada; pero nunca creí en el amor de cuentos, de
príncipes ni princesas. Siempre que he amado, lo hice con todo mi ser, aunque
no resultase en buenas experiencias. Siempre he soñado, anhelado, ansiado un
amor verdadero. Uno de esos amores en los que te dejas la piel y pierdes la
cabeza. Uno de esos que te eleven más allá de las estrellas. Que te enseñe, te
ayude y te fortalezca. Uno de esos que
te complemente, y te haga ser más tú, completamente tú, con el otro. En el que
el tiempo no corre, sino vuela. En el que los días sin sol y las noches sin
luna siguen siendo tus mejores días, a su lado. En el que dos manos se funden
en una, un beso es eterno, y su abrazo tu cuna.
SML
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