Una vez, alguien me dijo que no todos consiguen las cosas de
la misma manera, y porque la mía sea diferente no tiene por qué ser peor; es
más, esta forma ha hecho que me cruzara y pudiera tenerlo a él en mi vida, lo
que no todos pueden decir.
Cuánta razón llevaba y que agradecida estoy de que ello
ocurriera. Encontrar a alguien que merezca ser admirado es tarea ardua y compleja,
pero es posible. Creo que en la vida todo concepto abstracto es polisémico y
realmente personal. La admiración, considerándola como uno de estos, es
definida como la consideración con estima, agrado especial a alguien que llama
la atención por ser extraordinario, sobresaliente, inesperado.
En las 23 primaveras que llevo en este mundo, si dejamos a
un lado figuras familiares de referencia, puedo decir que he encontrado enormes
personas dignas de admirar, y él es una de ellas. Es de admirar su filosofía de
vida, esa forma que tiene de reír casi incesantemente. Esa franqueza con la que
habla y actúa. Es fascinante esa locura tan cuerda que lo caracteriza, porque
le encanta estar loco. Es espléndida su energía vital. Las ganas con la que
todo lo afronta. Esa maravillosa personalidad, esos sinceros consejos. Es soberbia
esa peculiaridad tan suya de pintar con matices de colores la vida de los demás.
De esta manera quiero agradecerte lo que hiciste y haces por
mí cada día. Por las lágrimas que transformaste en sonrisa, y por la desesperanza
que tornaste a ilusión. Porque creiste en mí cuando yo mismo no lo hice. Porque no agradecemos lo suficiente, y ser agradecido
es gratis. Y porque realmente, créeme, que eres digno de admirar.
SML
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