Y en aquel preciso instante comprendió que no existía la soledad
sin compañía. Que no hay unos sin dos, ni dos sin tres; que dos son multitud.
Descubrió que no hay pérdida sin ganancia; ni daño sin beneficio. Que hay mucha
hipocresía y poca sinceridad. Que no hay verdades completas, ni mentiras sin un
mínimo de verdad.
Allí, entre aquel tumulto de palabras, acciones y
pensamientos comprendió, que no hay palabras sin sentido, acciones sin sentimiento
ni pensamientos sin razón. Descubrió que la perfección no es alcanzable, ni tan
siquiera deseable. Que si hay fuerza, hay valor; y que los sueños son
realidades posibles.
Así, de la nada al todo, comprendió la vida.
SML