Desde pequeñas creemos en princesas encantadas a las que las
rescata su príncipe azul. Un príncipe hermoso, viril, agradable, romántico…al
fin y al cabo, lo que define a un hombre perfecto. Sin embargo, déjame que te
diga una cosa; yo no necesito de príncipe de colores, de dragones ni torres. No
necesito hacer de mi vida un cuento de hadas ni princesas. No necesito un héroe
al rescate, un romántico empedernido o un filósofo y poeta. No necesito, aunque
lo sueñe, un amor de cine o un beso de película. No necesito promesas, acciones
ni sonrisas fingidas.
Porque, aunque cueste creerlo, no hay amor más grande,
duradero y sincero que el de uno mismo. Y luego que me digan que no existe el
amor para toda la vida, menuda tontería. Que entre silencios y mentiras, la
única verdad fui yo misma. Que en la soledad, yo mi compañía.
Porque no hay mejor historia que la propia; nada de cuentos ni fantasías. Que una vida disfrutada, es un best seller en librerías.
SML