No existirán noches más largas que estas, en las que el anhelo
de la mañana se adueñaba de mi sueño, desvaneciéndolo, haciéndolo insomnio por
el deseo de un beso.
No existirán mañanas más bellas que estas, en las que una
suave caricia y un cálido abrazo disipaban mi antojo y, en un sutil abrir de
ojos te veía, observándome desde tan cerca. Y en un cerrar de ojos te sentí,
respirar profundamente; como cuando intentas de una sola vez inspirar mi
aroma llenando tus pulmones de él, como cuando intentas reprimir el deseo de amar desmesuradamente.
SML
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