martes, 10 de mayo de 2016

Seamos más y digamos menos.

Digamos que siempre dije que no diría “nunca”, ni “adiós”. Digamos que nunca quise decir “para siempre”. Mejor sería un “tal vez”, un “hasta luego”. Mejor “quedarnos hasta que la vida así lo quiera”. Aunque lo más ansiado, codiciado, deseado sean esas palabras profundas y efímeras que solo el viento acaricia, que solo los crédulos atrapan; esas palabras que se convierten en promesas incumplidas. Porque no somos eternos. Ni el vivir ni el amar lo son. Ni el dolor en su más puro apogeo. Porque no hay nada “para siempre”. Porque “nunca” es demasiado impreciso. Porque “tal vez” a quien ya dijiste “adiós” una vez, vuelve a cruzarse en tu camino.

Seamos literalmente, gramaticalmente fieles y correctos; dejemos de ser trascendentes, inexactos, incongruentes. Seamos más y digamos menos.
SML

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