Emprendió su viaje con una maleta vacía, para llenarla en el
camino; y un reloj sin cuerda, para no dejar correr el tiempo. Transitó por
insólitos lugares y majestuosos paisajes. A la cuna de la música danzó por tan
diferentes parajes. Cruzó miradas, intercambió consejos, compartió aventuras. Jamás
el final hallaría. Cuando le faltase el aliento, tomaría prestado. Cuando le
visitase el cansancio, avisaría a la viveza. Porque nunca es suficiente,
siempre es poco.
SML
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